Pepe Fluja recogiendo el diploma acreditativo de los 50 años
de pertenencia a "La Bofetá" de manos del desparecido
Hermano Mayor Juan Luis Quiroga
(foto: Hermanos Bofeteros)
N.d. e.: Por su importancia, pasamos a reproducir el artículo que hace unos años N.H.D. José Fluja Carmona (Q.P.D.) publicó en el Boletín Dulce Nombre en el que repasaba la vinculación del Banco Hispano Americano con nuestra Hermandad.
El asunto tiene gran importancia, ya que es conocida la significativa y destacada influencia que las Hermandades, sobre todo de penitencia, tienen durante todo el año en la actividad y vida de nuestra ciudad de Sevilla, lo que demuestra la trascendencia que tiene la presencia del Banco Hispano Americano a través de sus empleados en la reorganización de una institución histórica de Sevilla representada por esta antigua y distinguida Hermandad de esta carismática ciudad.
No cabe duda de la importancia histórica de la Hermandad el Dulce Nombre, o de la Bofetada como también es conocida, y si añadimos, como ya hemos dicho, la presencia, influencia e influencias, que éstas instituciones cofradieras tienen en la vida y cultura de la ciudad, difícil de captar y apreciar fuera de la misma, comprenderemos la significación que tiene en Banco Hispano Americano, en primer lugar a través del gran número de empleados suyos, algunos muy destacados, y también como entidad, ya que desde el principio apoyó éste hecho y colaboró siempre en distintas etapas y diferentes maneras, adaptándose a las circunstancias, siendo muy importante su aportación económica. Incluso los clientes del Banco Hispano aportaban su ayuda para sufragar los cuantiosos gastos que suponen la realización de una estación de penitencia.
No digamos de los empleados, pues independiente de los que participaron en la reorganización de la Hermandad, que fueron muchos, cuando en mayo de 1937 fue nombrado Mayordomo el empleado D. Manuel Filpo Pérez, (fallecido el 3 de mayo de 1996), época en que todo iba de aumento menos los ingresos, al exponer a sus compañeros del Banco la penosa situación en que se encontraba la Hermandad, decidieron ingresar en masa, de forma que a partir de entonces se decía que para entrar en el Banco había que firmar tres documentos: el contrato de trabajo, la solicitud de socio del Hispano Club y la de Hermano del Dulce Nombre.
Con ese apoyo, la Hermandad superó un breve decaimiento volviendo desde entonces a ser la gran y señera Hermandad que fue en 1919, pues con su reorganización en dicha fecha, inició el resurgimiento y esplendor de la Semana Santa Sevillana, fiesta profunda y eminentemente religiosa, ya que desde el año 1909 no se reorganizaba ni fundaba ninguna Hermandad, y a partir de la nuestra, surgieron de inmediato otras reorganizaciones o refundaciones con frecuencia, viniendo año mas tarde la fundación de nuevas Hermandades.
Durante las décadas de los cuarentas, cincuenta y sesenta, aumentó la lógica, y considerablemente el cuerpo de nazarenos que hacen la Estación penitencial de los Martes Santo, no siendo de extrañar que hubiese tramos completos en el que todos o casi todos eran empleados de nuestro Banco.
Ello da lugar a que en Sevilla, el nombrar a la Hermandad de La Bofetá, denominación mas extendida en aquella época, se dijese: "Ah si, la Hermandad del Banco Hispano".
Cuando en el año 1968 se traslada la Hermandad a la importante Parroquia de San Lorenzo Mártir, adquiere mayor esplendor y popularidad, no en balde en el mismo barrio se encuentra la señorial Hermandad de La Soledad y la gran, popularísima y prodigiosa imagen del Señor de Sevilla, el Gran Poder.
De esta manera hoy es considerada como una importante Hermandad, que tiene sus problemas actuales como todas, y sobre todo como una gran cofradía con un espléndido y rico paso de misterio y un armonioso, completo y sevillanísimo paso de palio donde lucen las primeras y quizás mejores Imágenes que esculpió el insigne escultor Antonio Castillo Lastrucci (q.e.p.d.) para las cofradías de Sevilla.
No puedo terminar sin nombrar algunos de los empleados del Banco Hispano Americano que en transcurso de estos mas de ochenta años destacaron en la Hermandad por diferentes motivos. Muchos formaron parte de sus Juntas de Gobierno, algunos con mas entrega o continuidad que otros, pero todos con una gran fe e ilusión, fueron forjadores de la actual Hermandad, rogando que si me olvido de alguien me perdonen pues será un accidente totalmente involuntario.
En la primera época que podemos considerar desde el año 1919 en que se realizan las tareas de reorganización hasta el año 1931 en que se proclama la Republica destacan además de dos directores del Banco como D.Francisco Gómez Merodio y D. Faustino Arévalo Delgado, este último que por su entrega y cariño durante toda su vida mereció el nombramiento de Hermano Mayor Honorario, entre otros: Juan Antonio Araujo, Sánchez Ocaña, Peña, Julián Diez, Fernández Lobo, Prudencio Molero, Manolo Guerra, Pedro Liñán Borrego, José Rodríguez Bancalero, Roberto Maestro de Vía, Antonio Lallena, José Escolá, Manuel Espejo Osuna, Currito Lobo, Buenaventura Errazquin, Angel Luna y mi padre Vicente Fluja Rasco, éstos dos últimos fueron los primeros Secretarios de la Hermandad (cuando ésta celebró las Bodas de Oro de su reorganización, el que suscribe era el Secretario).
Viene una época difícil y comprometida debido a los acontecimientos políticos y militares de los años 30 al 40, pero superados vuelve a resurgir a finales de la década el entusiasmo por la Hermandad y la Cofradía y surgen nuevos e inolvidables cofrades salidos de las filas de los empleados del Banco Hispano como: Fernández Castañón, Vicente Tortajada, padre e hijo, Manuel Maña, Miguel Salado (Salaito), Manuel Díaz Jara, Alberto Martín Avendaño y Alberto Martínez Alonso, Enrique Arias, Manuel Noriega López, Manuel Burgos Ruiz, Ladislao Quiroga González-Solís, Francisco Herrera (Herrerita), José Montero López, Julio Montes Rivero, Francisco Morales Rica, Luis González Fernández Ballesteros, José del Real Martínez y posteriormente entre los 40 y los 80, muchos mas como D. Pedro Morillón Costales y D. Francisco A. Urquía de la Iglesia que terminarían profesionalmente en Madrid como directores generales del Banco Hispano, Martín Arévalo Clavero, letrado jefe de la Asesoría Jurídica Regional, Antonio Pacheco Domínguez que en su época de director regional de Sevilla, inició la costumbre de que al llegar los pasos de la Cofradía, al discurrir la misma los Martes Santo en fervorosa estación de penitencia por la calle Sierpes, (Carrera Oficial), a la altura del edificio de la Oficina Principal, donde siempre se arrían los pasos, se le entregara hermosos ramos de claveles, rojos al Señor y rosas a la Virgen, colores tradicionales de la Hermandad en el exorno floral de los mismos, y se cantaran saetas por prestigiosos profesionales.
Esta costumbre que aun se conserva será trasladada según parece, al paso de la Cofradía por la Avenida de La Constitución, también Carrera Oficial de las Cofradías de Sevilla, cuando la Cofradía alcance la altura del edificio donde actualmente están instaladas la Oficina Principal y demás dependencias del Banco Central Hispano (antigua sede del Banco Central).
En estas fechas a que nos estamos refiriendo a los ya citados Morillón, Urquía, Arévalo y Pacheco acompañan muchos mas, algunos gracias a Dios actualmente disfrutamos e incluso vestimos la túnica blanca penitencial los Martes Santo, otros gozan ya de la gloriosa visión de Nuestros Amantísimos Titulares en la mansión celestial.
Entre otros recordamos a: Rafael Arteaga Blanco, José Luis Fernández-Castañón Araiz, Antonio Blasco García, Julio Padilla Rubiato, Fernando Díaz Guirado, Gabriel Guijarro Milla y hermanos, Francisco Torres Morales, Aurelio Rodríguez Sayago y su hijo, Francisco Vázquez Domínguez, José Lagares Bernal, Desiderio Alonso Guerra, Antonio y Evaristo Álvarez López, Francisco Poyato Garrido, Manuel Vega Martín, Manuel Pérez Conde, Manuel Sánchez Galisteo, Feliz Elías González Gutiérrez, Manuel Freire Martín, Joaquín Maillo Sánchez, Manuel Espejo Romero, Antonio de la Morenas Balsera y sus hijos, Patricio Rodríguez Alcalá, Alfonso Solís Bravo, Manuel Burgos Maldonado, Francisco Tubio Rupielle, Manuel Noriega García y su hijo Francisco Noriega López, Ramón Gil Ruiz, Manuel Díaz-Jara González, Fernando y Francisco Hernández Caracuel, Ramón Pérez Quinta, Rafael Urbano Muñoz, Francisco Lao Fernández, José Pavón Gómez, Pedro Liñán Sancho, Rafael Fernández-Castañón Priego, Rafael Urbano Muñoz, Felipe González Nieto, José Luis Bravo Rodríguez, Juan José Abad Muñoz-Repiso y su hermana Loli, Jesús Bravo Ceroilla, Manuel Louzado Mora, Pedro Pozuelo López, , Martín Arévalo Espejo, Eduardo Maestro Blanco, José del Real Rojas, Isidoro García Pergañeda, José L. Familiar Fernández-Castañón, otros muchos mas y el que suscribe, que ingresa en la Hermandad en el año 1942, formando parte de la Junta de Gobierno durante treinta y nueve años, sucediendo a su padre, quien perteneciera otros veintinueve.
Mas recientemente Don Emilio Nocela Berlín, que hace unos años el Martes Santo, formó en la cofradía vistiendo la túnica de nazarenos para, anónimamente, bajo el antifaz, hacer su estación de penitencia; Don Juan Maria Nim, que apoyó eficazmente a la Hermandad; Don José Luis Molina Peral, quien concedió un préstamo hipotecario para la compra de la Casa-Hermandad; Don Guillermo Farrés Snelders, fervoroso cofrade, muchos años costalero y últimamente nazareno, ocupando cargos de gran responsabilidad en la cofradía, con madera de Hermano Mayor perteneció a la última Junta de Gobierno hasta su traslado a Madrid por motivos profesionales; Don Antonio Fraguero Guerra, reciente hermano entusiasmado con la Cofradía, etc. etc.
Mención aparte merecen D. Francisco Morillo Esteban, vestidor durante muchos años de las imágenes, artista de exquisito gusto que continuó haciéndolo hasta su fallecimiento y Don Manuel Filpo Pérez, quien aún siendo casi un niño, con dieciséis años, recién ingresado en el Banco Hispano Americano, ya intervino como otros de su edad, entre ellos mi padre, en las tareas de reorganización habiendo llevado toda una dilatada vida dedicada por completo a la Hermandad, durante sesenta y nueve años perteneció a la Junta de Gobierno, de los cuales cuarenta y cinco ocupó de manera ejemplar el cargo de mayordomo, pasando por puestos responsable el resto de los años. Ello le hizo merecedor de que la Hermandad le concediera la segunda medalla de oro, ya que la primera se concedió a la Hermandad del Gran Poder.
Son las únicas medallas de oro concedidas hasta la fecha por la misma.
No deja de ser curioso que de los catorce hermanos mayores que han regido la Hermandad desde su reorganización en el año 1919, hasta los momentos actuales, sólo dos hayan sido empleados del Banco Hispano Americano:
Don Manuel Noriega López desde el 11 de Junio de 1950 al 27 de Junio de 1953. Director de la Urbana de San Jorge (Triana), desempeñó su cargo de Hermano Mayor con humildad, sencillez y eficacia.
Y el bueno de Don Martín Arévalo Clavero, Letrado Jefe de la Asesoría Jurídica del Banco, Hermano Mayor querido y ejemplar, que incrementó las relaciones Banco-Hermandad e hizo importantes estrenos y reformas, siendo muy estimado no solo en su Hermandad sino en el mundo cofrade de Sevilla durante su mandato desde el 17 de Mayo de 1972 hasta el 16 de Noviembre de 1984.
Sin embargo en todas las Juntas de Gobierno hasta fechas recientes ha habido miembros que pertenecían al Banco y como dato significativo es de destacar que, por regla general, siguiendo la recomendación que en su día dio Don Faustino Arévalo Delgado, los Mayordomos y Secretarios casi siempre eran empleados del Banco Hispano Americano.
Actualmente, si bien la participación de los empleados en la Hermandad ha disminuido bastante debido a las circunstancias presentes que hacen que por distintos y variados motivos los empleados no constituyan una gran familia como ocurría antes, el Banco Central Hispano, como entidad, nos consta que ha cogido el relevo del Hispano Americano, consciente de la importancia histórica y tradicional que significaba esta relación Hermandad-Banco. Nuestro querido hermano Don Antonio Fraguero Guerra así lo viene demostrando con todo su interés, cariño e importante apoyo en todo los sentidos. La Hermandad es consciente y sabrá agradecerlo siempre, sobre todo encomendándolo a sus Amados Titulares que se lo sabrán premiar.
Y voy a finalizar, invocando a esa Virgen guapa y morena de San Lorenzo con la jaculatoria que decimos al término de los Cabildos, después de rezar las preces de rigor por nuestros Hermanos difuntos:
SE LA SALVACIÓN MIA
José Fluja Carmona